Visita a las Cubiertas de la Catedral de Sevilla: ¡Obsesión cumplida!
La actividad que os traemos hoy siempre ha tenido un especial valor para Be There Before. Consiste en acceder a las partes altas de la Catedral de Sevilla. Más en concreto en una visita a las cubiertas de la Catedral de Sevilla.
Como principal monumento de la ciudad, La Catedral siempre ha sido para mí una fuente de admiración, asombro y misterio y continuamente rondaba en mi cabeza cómo sería pasear por los mil y un pasadizos que esta gran mole gótica debería de tener en su interior.
Es muy fácil que comprendáis mi obsesión por el monumento. Sólo tenéis que poneros en la piel de un mico de 6 ó 7 años que entra en la que es considerada por el Libro Guinnes como la Catedral cristiana más grande del mundo -sí, ya sé que San Pedro en Roma y San Pablo en Londres son mayores, pero por lo visto éstas son consideradas basílicas y no catedrales- y lo primero que se encuentra ese pequeño gamberro es con unos techos gigantescos y una serie de grandiosos pilares que se suceden en hileras casi interminables. Tal es la majestuosidad que las personas que se encuentran en la otra punta del templo pueden considerarse auténticos enanos de lo pequeñitos que se ven. Y todo esto envuelto en un juego de luces y sombras acojonante porque por aquel entonces aún no estaba instalada la iluminación actual y los claroscuros eran sencillamente espeluznantes. Vamos que fácilmente podía considerarme un Hobbit adentrándome en Moria. Y además a esto se le unía que antes la visita era libre y podías acceder al templo a casi cualquier hora sin colas… Pues claro, ahí que iba yo siempre que me escapaba al centro a repetir una y otra vez la mística experiencia.
y continuamente me preguntaba cómo sería pasear por los mil y un pasadizos que esta gran mole gótica debía de tener en su interior
Ahora que ya uno tampoco tiene tanto tiempo libre es más difícil repetir y además la visita periódica no resulta tan atractiva como antaño. No sólo porque te tienes que tragar la respetable cola que permanentemente se forma para poder entrar… Además súmale el precio que ya está en 8€ -bueno si eres sevillano o parado, es gratis. + info-. Pero es que encima con la nueva iluminación artificial que han implantado ha perdido ese halo oscuro y esa atmósfera tétrica que os contaba. Sólo aún es posible sentirla si os pasáis a primera hora de la mañana, cuando todavía no se ha puesto en marcha la actividad turística, las luces están apagadas y las puertas están abiertas para los primeros rezos. Ahí sí, ahí La Catedral todavía mantiene intacta la magia.
Bueno que desvariamos demasiado. El caso es que fruto de lo anterior, siempre había tenido en mente el acceder como fuera al menos una vez a ese misterioso interior que se ocultaba tras las paredes de la Catedral. Algo que poco a poco fue tornándose en obsesivo. Más después de que una vez el padre de un conocido, encargado de unas prospecciones de la estructura interna, llevara a su hijo y a unos cuantos amigos de excursión y no me enterara. Y más aún, cuando el cura que daba religión en el instituto y que tenía bastante mano en la Diócesis hiciera lo mismo con algunas clases. Hasta que un salvaje se ve que la lió en una visita y cortaran el grifo… ¡¡Y como no podía ser de otra forma a apenas una semana del turno de la mía!!
fácilmente podía considerarme un Hobbit adentrándome en Moria
Pero afortunadamente mi desgracia cambió hace unos pocos años y por fin pude calmar mi obsesión y disfrutar de la anhelada visita a las cubiertas de la catedral de Sevilla. El Cabildo a modo experimental decidió convocar un limitado número de turnos de visitas. Y fue tal el éxito y la demanda que obtuvieron, que ha normalizado el servicio a través de un sistema de cita previa para todo aquel que quiera apuntarse y disfrutar de la experiencia. La única condición es que el día y el turno que hayamos elegido tenga ya concertados a un mínimo de 10 personas. El máximo es 25. Fijaos el éxito que ha tenido la actividad que en su primer año únicamente pusieron unos cuantos fines de semana para hacerla y hoy puedes apuntarte cualquier día de la semana. Eso sí, es recomendable mínimo contar con dos días de margen para reservar plaza. El precio es de 12 € por persona. Merece la pena.
Merece la pena porque no sólo estás en un sitio único, con unas vistas increíbles, sino porque además un guía, bastante apañado y buena gente, acompañará al grupo en todo momento narrando multitud de curiosidades sobre el templo y dándonos a conocer detalles que normalmente nos pasan desapercibidos. Es más, a pesar de que incluso nos consideremos iniciados en el tema, siempre habrá algún dato en la explicación que nos sorprenda.
Bien sea el descubrir el porqué de la enorme cantidad de escaleras internas repartidas por la Catedral cuya explicación es tan sencilla como que por algún lado tendrían que subir los obreros y arquitectos para completar la obra… -por cierto que todavía se conservan las indicaciones y mediciones que estos arquitectos hacían en vivo en los tejados-
incluso aunque nos consideremos iniciados en el tema, algo habrá en la explicación que nos sorprenda
O la curiosa prueba que demuestra cómo la relación entre lo divino y humano ha ido cambiando con el tiempo variando la visión que hemos tenido del mundo. Por eso podemos ver en las primeras vidrieras medievales como el nivel de detalle alcanzado era prácticamente de un perfeccionismo absoluto – Dios omnipresente al que hay que contentar – mientras que en construcciones posteriores la cosa tornó en favor de una visión más humanista, prevaleciendo antes la manera en la que la obra será vista por las personas y no por la Deidad; no dándole así más importancia al acabado que el realmente necesario en aquellas partes que se ocultan a los ojos del espectador. Como por ejemplo podéis observar atendiendo a las partes traseras de la gigantescas estatuas que coronan los órganos -tenéis fotos al acabar el artículo-.
O ya cosas más “sabidas” como el porqué los grandes templos de la Cristiandad están orientados al Este. Tan lógico porque de esta forma, la cabeza de la planta de cruz recibe la primera luz de la mañana – la vida – y los pies, que apuntan al Oeste, reciben el último rayo – la muerte -.
todavía se conservan las indicaciones y mediciones que estos arquitectos hacían en vivo en los tejados
Y hasta aquí vamos a extendernos por hoy para no desvelaros más cosas de vuestra futura experiencia. Porque esperamos que este artículo haya despertado vuestras ganas por realizar la visita a las cubiertas de la Catedral de Sevilla y que no os pase como al que escribe que tardó la friolera de 31 años en conseguir ver cumplida su obsesión más perseguida. ¡Así que vamos, no perdáis más el tiempo y haced vuestra reserva ahora mismo aquí! Mirad lo que os espera por allí arriba…
Saludos. Magnífica explicación sobre lo que supone para usted esa visita. No sabía que se podían visitar las cubiertas de la Catedral, solamente había visto fotos. Me pongo manos a la obra, inmediatamente, para realizarla. Muchas gracias.
Gracias a ti Manuel por leernos y espero que a partir de ahora seguirnos. Disfruta tanto en tu visita como nosotros contándoosla.