Bueno, bueno, bueno. Lo que os traemos hoy es uno de esos libros con los que se disfruta leyendo y con los que al cerrarlo piensas en cómo no había acabado en tus manos antes. Porque no sólo nos va a trasladar a Cartagena de Indias, la joya de la Corona Española en el Caribe Sudamericano, puerta de entrada a las inmensas riquezas del continente… También nos va a contar uno de los episodios más espectaculares de la historia de esta nación. Y ya que hoy en día internacionalmente somos un pelele y vamos camino de convertirnos en escobilla de inodoro, pues bueno, no está mal enterarnos de algo que nos pueda hacer sentirnos orgullosos de lo que algún día fuimos. Y ese orgullo se lo debemos a Blas de Lezo, Medio Hombre.
A aquellos que no conozcáis la historia de este insigne almirante de la Armada Española os podemos decir que el apodo de Medio Hombre le venía como anillo al dedo. O bueno mejor dicho como muñón a pata de palo. La suya. Porque si algo tuvo este hombre fueron heridas de guerra en las mil y una batallas en las que participó en primera linea. Ya os digo, cojo, tuerto, manco y lleno de cicatrices. Medio hombre físico pero superhombre en inteligencia. Y es que Blas de Lezo está considerado como uno de los mejores estrategas que ha dado el mundo militar a lo largo de la Historia. Concretamente, un genio en cuanto a estrategia naval se refiere.
Y es aquí donde enlazamos con el contenido del libro. Una novela que nos traslada a Colombia en 1741 y al sitio que los ingleses llevaron a cabo sobre el puerto español más importante del subcontinente americano. La plaza de Cartagena, aquella que daba acceso al oro y la plata, aquella que recibía a la mayor parte del comercio de esclavos africano y aquella donde hacían escala las grandes expediciones de la Flota de Indias. Una auténtica bicoca para conquistar y sacar rédito y más para un gran Imperio en ciernes como el que estaba configurando Inglaterra.
Para lograrlo la Armada Británica reunió la flota más gigantesca que os podáis imaginar. Para que os hagáis una idea sólo hasta el 6 de junio de 1944, Día D en Normandía, no se volvió a reunir un número superior de embarcaciones y efectivos. Y es que 186 navíos y 31.400 hombres fueron puestos a disposición del Almirante Vernon para que conquistase Cartagena en nombre de la corona de Inglaterra. Era tal el grado de convencimiento inglés y tal su poderío militar que antes de que se produjera la campaña del sitio al puerto español, el Comodoro Vernon comunicó la victoria a Jorge II, acuñándose incluso monedas conmemorativas del éxito de la campaña con la leyenda: “La arrogancia española humillada por el Almirante Vernon”. Y lo cierto es que comparando la fuerza militar española que opuso resistencia, compuesta tan sólo por 6 navíos y 3.000 hombres, daba pie a ello…
Peeeero a esos 3000 hombres había que añadirle uno más, bueno un medio hombre: Blas de Lezo quien con su ingenio, arrojo, creatividad y saber aprovechar al máximo el entorno humilló de tal forma a los ingleses que estos se olvidarían por completo de Sudamérica y se centrarían en el Norte del continente.
Como prueba de la humillación absoluta que sufrirían sólo tenéis que pensar una cosa: ¿Os suena la Armada Invencible, verdad? ¿Os suena el Almirante Nelson y Trafalgar, verdad? ¿Os suena Churchill y su puro, verdad? Pues mira como hasta hoy no conocíais al Almirante Vernon… Y es que la humillación de tener que comerse sus precipitadas palabras de victoria fue tal para Jorge II que dio orden a sus historiadores de que nunca se escribiera palabra alguna sobre este episodio.
Así que ya sabéis, aprovechad que Alber Vázquez ha escrito este estupendo libro lleno de épica, acción, historia y estrategia naval sobre Medio Hombre y devorad sus páginas. Así, si tenéis la suerte de algún día visitar Cartagena de Indias in situ, podréis fácilmente rememorar las hazañas de Blas de Lezo. Y de paso otorgarle el homenaje que sin duda este vasco sí que se merece. ¡Aaaaaarrr marineros!