Kon-tiki: un paseíto en balsa desde Perú a Polinesia
Seguro que muchos de vosotros al igual que nos ocurre en Be There Before flipáis muchísimo con gente como Calleja o Frank de la Jungla. Personas distintas a lo normal que han tenido muy claro lo que han querido hacer con su vida: no ser normales. No currar 8/9/10/11/12 horas diarias en una oficina, un bar, pegarse el día conduciendo llamando a casas a puerta fría… No hipotecarse durante 30 años… O no atarse a la responsabilidad de una familia (bueno el bueno de Frank sí, pero ése lo tiene claro el tío, amor y profesión/pasión a partes iguales y bien que le va al prenda. Eso sí, todo nuestro apoyo en estos momentos tan malos que está pasando el hombre con su mujer, Free Yuyee!). En fin, personas que saben lo que quieren y han ido con las ideas claras luchando en la vida para conseguirlo. Pues bien, el protagonista de Kon-tiki es otro de esos sabios dignos de envidiar.
La peli de Kon-tiki cuenta la historia real del noruego Thor Heyerdahl: un etnógrafo y explorador que dedicó más de diez años de su vida a estudiar la fauna y la flora de la Polinesia y que se instaló en las Islas Marquesas junto a su mujer para realizar el trabajo de campo necesario. Allí, literalmente, vivieron en el paraíso y la investigación dio pie a que el bueno de Thor elaborara una curiosa teoría sobre corrientes migratorias humanas que concluía que los habitantes de aquellas remotas islas no procedían de Asia como era creído por lógica de distancias por toda la comunidad científica, sino que lo hacían de Sudamérica. Basaba su argumento en la disposición de las corrientes que atravesaban el Pacífico y en la creencia de las tribus zonales que aseguraban que todo lo importante procedía del Este.
Además de eso, uno de los más viejos del lugar -que es historia real todo esto eh, no es cachondeo- le mostró la técnica de construcción de una balsa desarrollada durante más de 1500 años por los pobladores polinesios. Una nave capaz de cubrir distancias superiores a las 5000 millas. Precisamente las que separan las costas del Perú con las de las Islas Polinesias. Una balsa que recibía el nombre de Kon-tiki.
Pues el explorador noruego acudió a las revistas más prestigiosas de Nueva York para intentar que su teoría fuera publicada y dar a conocer ese descubrimiento histórico y como muchas veces ocurre, sus indagaciones y deducciones fueron tildadas de propias de un loco llegándole a insinuar que aunque fueran ciertas qué, qué pasaba, cómo las probaba. Básicamente, lo que le fueron a decir es que sí tenía huevos pues que se hiciera el viaje en la Kon-tiki y lo demostrara. Y Uy! ya sabéis cómo reaccionamos la mayoría de hombres normales y no tan normales ante los “a qué no hay huevos a…”
No se lo pensó dos veces. Reclutó una tripulación de noruegos a la que no le costó mucho convencer -nos encontramos muy pocos años después de acabar la IIGM, el panorama es desolador, no hay nada sobre lo que cimentar un futuro y encima muchos habitantes del norte de Europa, excombatientes, aún tienen muy fresco el mal recuerdo del conflicto. El haber acabado con vidas humanas por ejemplo. Así que qué mejor terapia que una locura como ésta-. Construyó una réplica exacta de la Kon-tiki original, con los mismos materiales y técnicas y zarpó desde Perú rumbo a Polinesia.
5000 millas. Mayor a la distancia que separa Moscú de Chicago por ejemplo… No os vamos a contar más porque no vamos a destripar la peli, claro. Pero sólo deciros que 5000 millas y 6 noruegos dan para una historia más que curiosa. De las que contar a tus nietos e incluso escribir un libro.
Muy buena Javi. El paseíto es de aúpa!!
De nada Sr. Caravaca, encantados con su visita! Vuelva cuando quiera.