
Vall de Boí: Románico en el Pirineo
Tenía muchas ganas de hacerme este viaje. Prepararme una aventura en el Pirineo donde poder sumergirme tranquilamente en el increible Románico del Vall de Boí que me trasladara a la Edad Media y disfrutar al mismo tiempo de uno de los escenarios naturales más bonitos del país.
Ya lo intenté en su momento aprovechando una visita a Lleida; tenía intención de irme un día en autobús desde allí, hacer noche y volverme al día siguiente, pero al verlo un poco con más detenimiento me di cuenta de que para poder aprovechar bien la visita es necesario planificarla con tu propio coche. Así que tendría que dejar para otra ocasión el poder entrar dentro de esta enigmática iglesia que tanto me obsesionaba…
Quizás ése sea el principal problema (y ventaja) de Vall de Boí. Está realmente lejos y una vez que dejas la autovía más cercana -Barbastro si vienes desde Huesca, Lleida si lo haces desde Cataluña- aún te quedan unas dos horas y pico de camino por carretera. A mí se me hicieron especialmente pesadas hasta que finalmente llegué a Taüll, la localidad donde me hospedé; si bien es cierto que es normal que después de 1.100 km seguidos desde Sevilla, -unas 12 horas conduciendo además con lluvia- a esas alturas estés agotado y por eso en cuanto llegues lo único en lo que pienses sea en estirar las piernas y dejar que tu culo vuelva a recuperar su forma dándote un paseo por el pueblo. Llueva, hiele, nieve o incluso terremoteé…
¿Por qué cuento esto? porque es la manera más acertada de haceros llegar la sensación que a lo largo de la Historia, cualquier visitante que haya querido acceder al valle ha debido de pasar: horas y horas desde Barcelona cuando construyeron el tren, días y días a caballo o en carreta, cuando éste aún no exisitía. Vamos que llegas tan muerto al lugar que perfectamente podrías aparecer de figurante en el vídeo del Thiller de Michael Jackson.
Algo que sin duda favoreció en mucho a conseguir que Vall de Boí conservara su patrimonio prácticamente intacto hasta nuestros días y por eso nos resulte tan atractivo. Con las grandes cimas del Pirineo francés a su espalda y a ambos lados las españolas, el valle es un auténtico pasillo con una sola entrada. Una fortificación natural fácil de defender a lo que se le une un quintopinismo que provocaba que tampoco pudiera considerarse un lugar realmente estratégico.
Un enclave de paz que fue aprovechado por los señores de Erill quienes, enriquecidos después de apoyar a distintos reyes en su lucha contra el Islam en la Reconquista y, de igual forma, participar en alguna Cruzada, pudieron crear una zona de desarrollo cultural y “bienestar social” casi única en toda la península: el Vall de Boí o, en castellano, el Valle del Bovino.
Como siempre vamos a ofreceros material para que os podáis preparar la visita, aunque me temo que en esta ocasión algunas de nuestras recomendaciones no las podréis obtener hasta que no os encontréis por allí. Porque lo primero que os queremos presentar son estos dos libros que podéis comprar en el Centro Interpretativo del valle: La Vall de Boí, mil años de Arte Románico y El conjunto Románico de la Vall de Boí -bueno éste es más bien un folleto-. Uno está mucho más currado que el otro y contiene mucha más información sobre el movimiento artístico. De ahí la diferencia de precio de 25 euros uno y de 1 euro el otro… Pero no os preocupéis porque ambos os valdrán como guía de cada una de las iglesias a visitar. El tercer folleto que veis es un mapa general de la zona junto a actividades y rutas senderistas.
Por cierto, muy recomendable empezar vuestra visita por el propio centro. Situado en Erill la Vall, se construyó por motivo de la catalogación del valle como patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000 y os va a dar una visión muy certera y general de lo que se coció en este lugar.
Aparte se nota que está hecho con gusto y con carácter expositivo moderno, mezclando textos, audiovisuales y dioramas, haciendo así la visita muy amena y agradable. Se ve en poco, unos 40 minutos, y sales de allí sabiendo todo lo que debes de saber para poder empezar con tu camino.
¡Un libro! El legado del Valle de Jordi Badía y Luisjo Gómez. Una buena novela que mezcla historia y ficción alternando episodios ambientados en distintas épocas en torno al valle. Lo he leído a posteriori de estar allí y lo cierto es que no puedo decir otra cosa que no sea que me ha encantado. La trama está bastante bien, es ágil, te engancha y resulta bastante interesante.
Es rollo thriller con enigmas, giros y todo eso que debe tener un libro para no aburrirte. Se centra en la riqueza cultural románica de Boí y más en concreto en torno a un misterio que esconde la pintura románica del ábside de San Clemente de Taüll, en su famoso Pantocrátor. Además está aderezado con muchos, muchísimos datos de interés sobre el Vall de Boí, así que si queréis crearos un contexto muy completo de lo que vais a visitar, no lo dudéis y haceros con él. O también podéis hacer como yo, leerlo después de haberlo visitado y volver a vivir con la mente los lugares que van recorriendo los personajes. Ambas son válidas. De verdad, ¡muy recomendado!
De hecho me jugaría bastante de mis gigantescas tierras y riquezas defendiendo que ésta sería la casa donde vivía la tía de nuestro protagonista. Muy muy cerquita de uno de los bares de Boí que también se citan en el libro.
Y por último como contexto previo, este programa llamado El Foraster que la TV3 rodó sobre la zona. Para los que no seáis de allí, el formato es como el del último programa de Calleja en el que va visitando pueblos, graba y después enseña el resultado a todos los habitantes en la plaza. Está en catalásisplau, pero tampoco debe tener gran dificultad el que lo podáis entender prácticamente todo si os lo ponéis.
Y bueno, quienes vamos a ponernos en materia, somos nosotros ya… Comenzamos a contaros qué es lo que nos encontramos por allí.
Como decía nos alojamos en Taüll, el último de los pueblos del valle y el que posee la obra de mayor importancia artísitica: la contenida en la iglesia de San Clemente de Taüll. Junto a la de Santa María, las dos visitables en esta población. Os dejamos con este vídeo previo a que entráramos en ella donde os explicamos qué es lo que nos vamos a encontrar en su interior y porqué es tan importante. Además os decimos cuáles son las mejores épocas para venir, junto a algún consejo de cómo ahorraros un dinerete en vuestro recorrido por todas las iglesias del valle.
Bueno pues como iba diciendo parecía que por fin iba a cumplir ese pequeño sueño que siempre había tenido por ahí dentro: poder contemplar en vivo ese ábside increíblemente decorado de pintura románica, que tan bien se había conservado hasta nuestros días por injerencias del destino. Como el que permaneciera oculto tras un retablo durante siglos y que prácticamente no fuera hasta finales del S.XIX cuando se tuviera conocimiento general de la existencia de esta obra incalculable.
Y allí estaba yo, tras muchos años, intentos previos fallidos y más de 1100 kilometros de coche… Respiré hondo y, por fin, abrí la puerta de la iglesia de San Clemente para tener mi propio encuentro cara a cara con ese sublime e hierático Pantocrátor que no se sabe muy bien que te quiere decir… si sin comértelo te va a meter una mascá en la cara o si por el contrario va a perdonarte la vida -eterna- por obra y gracia de su magnificiencia, piedad y benevolencia…
¡En fin, allá voy! ¡Padentro! ¡A por él!
Y esto fue lo que me encontré…
– Pero bueno…
¿Pero esto qué es…?
¡¡¡PERO ESTO QUÉ EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEES!!!
¡Vaya chasco, joder! A ver, está claro que las pinturas originales no iban a estar expuestas allí. Ya sabíamos que estaban en Barcelona, en el Museo de Arte Nacional de Cataluña, junto a la gran mayoría del resto de obras de las iglesias del valle.
Se llevaron allí por dos motivos principales: el primero para evitar que fueran compradas por cazadores de arte norteamericanos que por aquel entonces estaban expoliando medio Europa para llevársela a los que hoy son sus grandes museos. Y el segundo como una de las múltiples herramientas estratégicas para empezar a crear una identidad fuerte de pueblo catalán.
Pero bueno, el caso es que al menos, en el resto de las iglesias, todas esas pinturas han sido sustituidas por réplicas que consiguen hacerte el mismo efecto de asombro y contemplación que en su momento conseguían las originales. Pues no, en San Clemente, nada de nada. La práctica totalidad de la iglesia yerma, sin ningún atisbo de pintura, con la piedra en vacío y con una desilusión enorme en los visitantes que entran en ella…
A ver que todo esto tiene un motivo, de hecho hasta hace bien poquito sí que se conservaban estas réplicas, lo que pasa es que ahora han decidido implementar una técnica de mapping dentro de la iglesia como forma de mostrarlas al público.
Para quien no lo sepa, un mapping es una proyección que se amolda a las características arquitectónicas de los edificios y aprovecha sus salientes y entrantes para hacer efectos bastante chulos. El problema… que por lo general tienen que ser paredes lisas de contenido para no solapar a las imágenes. Y eso es exactamente lo que han hecho: quitar todas las pinturas para meter esta mierda…
Que a ver, que el mapping en realidad es maravilloso -lo podéis ver en el vídeo de más abajo-. Yo lo disfruté mucho. Pero el problema es que dura unos escasos ocho minutos donde te explican todo el proceso pictórico de forma visual y van haciendo bastantes juegos con las proyecciones. Pero a lo que importa realmente: las pinturas, apenas se mantienen un minuto real para ser observadas. Y que queréis que os diga, no es lo mismo que poder estar a tu rollo frente a ellas el tiempo que te dé la gana. Como por supuesto tampoco es lo mismo una proyección a través de un cañón led, que una réplica física de una pintura. No es lo mismo…
Y lo que es peor, la proyección se lleva a cabo creo que era como cada hora u hora y media o así. Y la verdad es que todo ese tiempo mientras, tener la iglesia así, tan desangelada, pobre y falta de contenido, pues no. No es lo suyo, no.
En fin, indignado como cualquier español de bien durante en 15M me sentí.
Por contra, lo que sí que me gustó mucho fue poder hacer la ascensión al campanario. Al igual que con las pinturas, no sé por qué, pero siempre me había llamado mucho la atención esa torre cuando la veía en los libros de Historia del Arte. Y lo cierto es que estar dentro de ella, subirla y, sobre todo, observar los paisajes que desde allí se pueden contemplar, me encantó. Fue algo mágico la verdad. Al menos me sirvió un poco para olvidarme por unos momentos del supercabreo que tenía por lo de las pinturas de abajo. Grrrrrrr…
Por cierto que desde allí podréis observar el lugar donde me alojé durante estos días en el Vall de Boí y del que no dudo en recomendaros para que también lo elijáis. No sólo por sus vistas y comodidad, sino también porque lo lleva una señora amabilísima llamada Teresa que os aconsejará y ayudará en todo lo que pueda mientras estéis por allí. Bufff, aún recuerdo un par de huevos fritos con bacon que me preparó para desayunar que… brrrr. Nuestros saludos a Teresa y al Hotel el Rantiner, desde aquí.
Y a pesar de que en general la disfruté muchísimo vuelvo a repetir mi disconformidad, mi chasco y mi decepción absoluta con el actual estado interno de la Iglesia de San Clemente. Espero de verdad que la vuelvan a poner como se merece: con pinturas físicas en su interior.
Y de su interior, directamente al exterior a contarle mis quejas sobre el asunto al primero que me encontrara por allí. En concreto a este amigo perrino tan guapetón que me eché y que mostró absoluta atención a cada una de mis palabras. A pesar de que ya había alguien por la zona que me miraba con cierto recelo y mala leche ante mis repetidas y alborotadas disertaciones…
Las mismas que podéis oír aquí en este vídeo donde plasmo mi impresión sobre la visita a San Clemente y os cuento alguna que otra cosa sobre ella.
Nada que ver, ni por asomo, con la siguiente iglesia del Románico del Pirineo que os vamos a presentar…
En el mismo Taüll se encuentra la Iglesia de Santa María, de la misma época que San Clemente. Bueno de la misma época y del mismo año. Y casi casi del mismo día, puesto que se consagró tan sólo una jornada más tarde que la primera.
Del 1123, goza de un estado excepcional de conservación, y en ésta sí, os podéis deleitar y sumergir completamente en la maravillosa experiencia que debería ser observar las pinturas originales en aquella época.
Y es que es verdad lo que dicen, si no sabes leer, y tienen que contarte la historia bíblica de alguna forma para adoctrinarte y que seas sumiso, no hay nada mejor que este estilo y este tipo de ilustraciones. Porque acojonar, acojonan un rato. Aparte del estilo de la propia construcción: oscuro, silencioso, agobiante por esos muros tan gruesos y esos techos en piedra que no están tan arriba como debieran para permitirte respirar y no sentir esa claustrofobia que aparece y te ahoga… -bueno aquí estamos exagerando un poco, pero si lo hacían los curas en sus iglesias con las técnicas de convencimiento, ¿por qué no puedo hacerlo yo en mi página web, no?- IMPRESIONANTE TODA LA IGLESIA DE SANTA MARÍA, desde la M hasta la A, pasando por la tilde de la í.
¿Por qué? ¿Por qué no podían estar las pinturas de San Clemente iguales que en ésta? ¿Por queeeeeeeee?
Os la enseñamos por dentro en este vídeo ¡No continuéis sin darle al play que merece mucho la pena!
Dejamos Taüll y descendemos por el resto de Vall de Boí para continuar con la visita del resto de Iglesias Románicas. Nuestra próxima parada se centra en el mismo Boí, donde nos vamos a encontrar con la Iglesia de San Joan. Interesante verla con detenimiento porque es otra de las afortunadas que conservan pinturas en su interior. Es más, incluso algo de decoración todavía se preserva en torno a una de sus puertas exteriores.
Como curiosidad contaros que en un principio el campanario de esta Iglesia era el de mayor tamaño de todo el valle, pero como en tantas ocasiones, debido a un incendio perdió tres alturas de su cuerpo original.
Y también como otra curiosidad puedo deciros que al subirme a él y estar por allí a solas, me dio por tocar con la mano una de las campanas… ¡justo en el momento en que empezaron a sonar y me pegué un susto de dos pares de cojones! Y me acojoné, me acojoné, porque claro no me lo esperaba ni de coña. Vaya advertencia para que me estuviera quietecito. Una vez más me sentía vigilado por mis actos…
Os queremos enlazar al vídeo donde recorremos todo el interior de la Iglesia de San Joan de Boí y la que será nuestra siguiente parada. La Iglesia de Sant Feliu de Barruera, de la que en foto sólo os vamos a mostrar su exterior porque si no alargaríamos demasiado el reportaje y no acabaríamos nunca. Si que podéis verla al completo, como decimos, si le dais al play.
Y es que es tanta la riqueza arquitectónica del valle que uno ya va perdiendo el Norte entre tanta iglesia y tanto nombre. No os preocupéis porque las seis principales podéis verlas tranquilamente en un día usando el coche para ir de un pueblo a otro. Pero sí que es cierto que después os puede llegar a costar recordar cuál es cada una de la que habéis estado contemplando. Pero no os preocupéis que aquí las tenéis todas con fotos, vídeos y señales… Nuestra próxima parada nos sitúa en Santa Eulalia de Eril La Vall, la Iglesia que posee el campanario más esbelto del valle y que puede ser distinguible desde todos sus puntos. El interior no conserva decoración pictórica alguna, aunque sí unas tallas de una crucifixión bastante curiosas.
Podéis verlas en el vídeo así como las vistas increíbles que nos ofrece el campanario. Y también conoceréis a un simpático gatete que nos trolea el vídeo cómo quiere el sinvergüenza…
También dentro del vídeo habréis visto la última de las grandes iglesias que nos faltaba por visitar. Se trata de La Iglesia de la Natividad de Durro: que aunque no lo parezca tiene el campanario más alto de todo Vall de Boí con una altura de 24 metros.
Un pueblo que se encuentra a una mayor altura del resto de los del valle y, que debido a ello, siempre ha estado como un poco más apartado. Dentro de la solemnidad de Vall de Boí, Durro siempre se ha considerado como el lugar más espiritual de todos los existentes. Y es por esta razón que a una media hora andado de él se encuentra la Ermita de Sant Quirc. La podéis encontrar en esta foto…
¿La veis, no?
¿Ahora sí, no? jejeje
Es un pequeño centro de peregrinaje que como curiosidad aún conserva una de las antorchas de guardia y alerta que se repartían por todo Vall de Boí. Para su defensa tenían este sistema que permitía que, en cuanto vieran aproximarse alguna hueste enemiga a la entrada del valle las prendieran, contando a partir de ese instante con unas cinco horas para prepararse y poder hacerle frente en el sitio más fácilmente defendible de la zona. Como lo que ocurría con el Lighting of the Beacons que unían Gondor y Rohan, pero en los Pirineos.
Y es curioso porque esta antorcha que se encuentra durante todo el año al lado de la ermita es encendida una vez al año coincidiendo con la celebración de San Juan, reuniendo a mucho de los habitantes del valle en torno a ella. Muy bonito debe de ser aquello en la noche más corta del año, todo rodeado de montañas y estrellas, sí señor.
En este corto vídeo os enseñamos las increíbles vistas que desde allí se tienen del valle y de varias de las montañas más altas de todo Pirineos. Un espectáculo increíble, sí señor.
Porque eso es lo que tiene Pirineos: uno de los paisajes más espeluznantes de toda la península.Y más en concreto esta zona que linda con el Parque Nacional de Aigüestortes, un área más que recomendable a la que dedicarle un par de jornadas para hacer senderismo y perderse un poquito entre una naturaleza majestuosa y apabullante.
Nosotros aprovechamos la última mañana para acercarnos al Embalse de Cavallers, un camino que se adentra un poco más para allá del famoso balneario de Caldes y que con el coche nos permite llegar prácticamente a las faldas de la presa. O a las puertas de Érebor, como prefiráis llamarla…
Una experiencia sensitiva acojonante que no pudo ser más redonda al coincidir que durante esa noche se habían producido las primeras nevadas del año. Así que imaginad lo que nos fuimos encontrando por allí… Bueno imaginad para qué, ¡mejor vedlo vosotros mismos directamente en las fotos que para eso están! ¡Hasta el siguiente viaje amigos!