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Islandia en 10 días (II): norte de la isla

Empecemos con el segundo artículo de nuestro viaje por Islandia en 10 días. Abandonamos la parte “calmada” de la isla recorriendo la espectacularísisisisima carretera de los fiordos del sureste para por fin ir hacia arriba y adentrarnos en el norte… El norte sí, aquello que durante todas estas jornadas previas siempre pensábamos que: “bah, no puede ser para tanto”, “si mira cómo hemos estado estos días por el sur, lluvia y algo de nieve vale, pero tampoco es algo exagerado”, “hemos salido por la noche de marcha y para nada hemos pasado frío -claro, con la moña que llevábamos no me extraña”.

¡PUES TOMA NORTE!

Así nos salió el día tras despertarnos en el pueblo de Egilsstadir; con el aparcamiento del hostel hasta las trancas de nieve y donde si te fijabas un poco podías ver claramente huellas dejadas por zorros árticos, osos polares, caminantes blancos, el Yeti, el trineo de Pingu y por la furgoneta del servicio técnico del congelador que Papa Noel tiene en su casa… Madre mía qué frío y vaya planazo para la etapa que se viene: 266 km por carretera, 3 horas y 18 minutos según google maps (si hace bueno, claro), hasta llegar a Akureyri. Encima es el primer día que me toca a mi llevar el 4×4, qué chulo, sí, precioso todo.

Bueno venga, nos liamos la manta térmica a la cabeza y adelante, metamos primera con la reductora hasta que salgamos de aquí, seguro que una vez en carretera la cosa se pone mejor… :sisi3:

Ajammm, sí, mejor todo, sí… Por favor antes de seguir echadle un vistazo al vídeo para haceros una idea de por lo que pasamos. ¡Ah, consejo primordial! los palos amarillos que veréis por todas las carreteras islandesas están ahí por algo. Siempre entre ellos. Aunque no seáis capaces de ver la calzada (cobárder).

Fue solo una pequeña muestra de por lo que pasamos en esta etapa. Que si bien es verdad que en más de un momento nos la hizo pasar bastante putas, lo cierto es que fue bastante emocionante. No sólo eso, sino que como se fueron alternando momentos de ventisca con otros de calma y cielos despejados, pues los contrastes de luces, colores y, sensaciones en definitiva, no pudieron ser más impresionantes.

Lo único que realmente nos chafó el temporal fue que no pudimos acercarnos a Dettifoss, la última de las cascadas que teníamos apuntadas en el mapa como imprescindibles y que es bastante turística por ser la que más volumen de caudal arrastra en toda Europa. Para los cinéfilos, es la que aparece en la escena inicial de la Película de Alien Prometeus. Estuvimos tentados de intentarlo cuando pasamos por la carretera que se desviaba, por aquello del 4×4, pero finalmente no lo hicimos. Y con acierto porque casualmente nos encontramos al final del día con una pareja que lo intentó y tuvieron que darse media vuelta casi a punto de llegar porque estaba cerrado el acceso.

Bueno, antes que nada, como ya hicimos en el primer reportaje sobre Islandia en 10 días –aquí el enlace al artículo sobre el sur de la isla– os adjuntamos el google maps con todo el recorrido que vais a ver en ambos, con todos los puntos donde están tomadas las fotografías y vídeos que los componen. Muy útil porque con este mapa ya tenéis el 80% de los preparativos del viaje realizados.

https://drive.google.com/open?id=1rAXbMyxImvvRSs60ggviNCVmBWI&usp=sharing

Seguimos con la marcha, la marcha por Invernalia… porque tras pasar por una zona de lagunas azules geotermales bastante conocidas llamadas Myvatn -el sustituto ideal al famosísimo Blue Lagoon, porque estos son algo más baratos y no están “tan masificados” de instagramers, posturetars y goprosers como el otro- llegamos a una de las curiosidades de esta etapa.

Se trata de la cueva de Grjótagjá, una cavidad en la roca a la que podemos acceder sin ningún problema y donde nos vamos a encontrar con una laguna geotérmica donde poder darnos un chapuzón. Bueno, remojón, más bien. Y de los pies únicamente… porque la temperatura está nada menos que a 45º y se nota muchísimo el calor. Sobre todo conforme vas metiendo un poco más en el agua las piernecillas de jilguero. ¿Y qué tiene de especial esta gruta y por qué es ahora un punto turístico de gran afluencia? Pues resulta que es la localización de una de las escenas más memorables de Juego de Tronos.

SPOILER DE LAS PRIMERAS TEMPORADAS:
Es la cueva donde Jon Snow se chinga a la salvaje y le demuestra que algo sí que sabe… Ay ay ay, la salvaje.
FIN DE SPOILER

El caso es que por esta razón, cuando menos te lo esperas aquello se te llena de gente en un momento. Como nos pasó a nosotros que cuando nos metimos la tuvimos únicamente para nosotros, pero a los 20 minutos o así empezó a llegar y a llegar gente, terminando hasta arriba de personas. Así que nada, a por el siguiente hito de la etapa. En el vídeo la podéis ver por dentro y por fuera.



Y ese siguiente paso nos lleva a una zona llena de volcanes con la que flipar bastante. Sobre todo con Skútustaðahreppur: un área en la que podréis escalar fácilmente a la cima de varios pseudocráteres y para poder ver cómo es una caldera desde arriba. Extinta claro, pero oye, no todos los días puede uno subirse a lo alto de un volcán, ¿no?


De entre todos los de la zona, sin duda el que resalta es el Hverfjall, un volcanazo que hizo erupción por el año 2500 a.c. cuya violenta explosión dejó como resultado una apertura de cráter de más de 1 km de diámetro y, lo que más nos interesa: un paisaje brutal con el que sacar unas fotazas del copón. Copón de nieve, claro, o lo que es lo mismo, el king kong de los gorilas albinos.



Poco más en esta ruta. Sólo muchas ganas de soltar el coche tras tanta nieve, aunque en el fondo disfrutando mucho del paisaje. Es curioso porque no sé si os habéis fijado pero en Islandia hay muy poquitos árboles; mucho matojo, musgo, hierbas altas, pedregales, pero bosque bosque como tal, apenas. Alguno sí que vimos durante este recorrido. Y ya veis que vienen muy bien para acrecentar los contrastes de blancos y negros del paisaje.

Y por fin, tras otro puerto con nieve y tras una bajada hasta el mar inolvidable, de las mejores vistas que os podéis encontrar, llegamos a Akureyri, la segunda ciudad más importante de la isla con una población “gigantesca” que roza los 30.000 habitantes. Y lo cierto es que bien que nos vino, porque en este punto, y tras este día, sí que se agradece algo de civilización para relajarte un poco y sentirte seguro (qué paradójico esto, ¿verdad?). Podéis aprovechar para bañaros a última hora de la tarde en sus piscinas y sobre todo para comprar algo en los supermercados para la cena y la comida del día siguiente.

Ya os comentamos en el primer artículo la pasada de los precios en la isla, por eso si vais a pasar 10 días en Islandia, ya veréis como el tema de aprovisionaros continuamente en supermercados se va a convertir en una primera necesidad y parada obligatoria de la jornada. Para ello podéis buscar los Bonus, el super cuyo logo es una hucha de cerdito. Son los más económicos y prácticamente hay a la salida de cada población más o menos reseñable. Todo esto no lo decimos por decir… sólo tenéis que echar un vistazo rápido a la carta que os ponemos de un resturante random de Akureyri. Más o menos a lo que sería el equivalente a un Foster aquí en España. Unas costillas, 30 euros, un sándwich de cerdo 20 euros…

Yo me tomé en otro lugar un fish and chips que me salió por unos 18 euros (sin bebida). Caro sí, pero bueno, tengo que reconocer que el pescado estaba excelente. No os vayáis de Islandia sin probar pescado en alguna ocasión. Muy muy bueno.

“¿Y tú, en qué hotel te kea?”

Esta ciudad está a orillas de una especie de fiordo/ría que da directamente al mar. Un entorno muy bonito que al igual que ocurría en Reyjkavik con la escultura de The Sun Voyager, ha sido aprovechado para colocar otra estatua de Jón Gunnar Árnason, el artista del que ya os hablamos en el primer artículo. Ésta se llama Sigling, que sinceramente no tengo ni islandesa idea de lo que significa :nusenuse:.

Lo importante de este punto es que justo aquí comienza la carretera 82. La carretera más septentrional de todas las que recorreremos durante nuestros 10 días por Islandia. Una vía que no os podéis perder porque contiene los paisajes más espectaculares de todo el norte de la isla, que ya es decir… Debéis tener cuidado con esto y antes de meteros por ella consultar el estado de las carreteras en la web www.road.is, un servicio público que a tiempo real os informa del estado de cada una y si son o no transitables. Es muy fiable y funciona estupendamente. Al igual que los servicios de limpieza islandeses, sin duda también supereficientes.

Os mostramos un poco de ella en este primer vídeo.

Esta carretera circunda Trollaskagi, -la Península del Troll :bluetroll:– una de las pocas áreas que parece que de momento no están saturadas por turistas. Al menos en marzo, que os recordamos que es cuando está realizado este viaje, en verano a saber cómo estará todo… Os la recomendamos especialmente porque pasaréis por pueblos pesqueros y atravesaréis, literalmente, fiordos y montañas a través de túneles y puentes, al mismo tiempo que transitáis por carreteras pegadas al mar con acantilados a vuestra derecha desde los que observar el Océano Ártico. Por muy muy muy poquito, no alcanzamos el círculo polar. Por apenas unos minutos de latitud. Aunque a nuestro favor tenemos que decir que antes sí que formaba parte de él porque éste comenzaba a partir del grado 65, aunque desde el año 2015 fue oficialmente trasladado al 66º 34′. Por esta carretera llegas a subir hasta el 66º 18′. Ahora habría que visitar la Isla de Grimsey para poder estar sobre él, en suelo islandés.

Con esta carretera hay que tener un poco de cuidado porque es muy habitual que esté siempre hasta arriba de nieve. En nuestro caso es que además el día anterior cayó una bastante intensa y, a pesar de que el viaje fue muy apacible en su totalidad, sí que nos hizo reflexionar un poco sobre lo que debe de ser el día a día de los habitantes de la zona, sobre todo de aquellos que tengan que coger el coche a diario por estas vías. Nos sorprendieron muchísimo los tramos que hay entre túnel y túnel. Muchas veces distancias de apenas un kilómetro pero que se encuentran en pleno collado entre dos montañas imponentes. El caso es que en estas áreas, al venir con la vista acostumbrada a la oscuridad del interior del túnel, de repente te encuentras con esta cantidad de nieve que en días claros refleja muchísimo la luz del sol, por lo que no es raro que sientas por un momento una especie de “pánico” e incertidumbre ante lo inesperado del cambio. Probablemente los momentos más peliagudos de esta ruta 82.

Y tras pasar el pintoresco pueblecito de Siglufjordur y atravesar el último de los túneles, por fin giramos 90 grados a la izquierda y, ahora sí que sí, alcanzamos el punto más al norte de toda la isla.

Y como no podía ser de otra forma, este lugar hizo que nos quedáramos con la boca abierta con lo que nos iba apareciendo por delante. A nuestra izquierda grandes montañas que llegan hasta la costa totalmente blancas por la nieve, a nuestra derecha las postrimerías del Océano Ártico en un mar especialmente embravecido y al fondo, allá a lo lejos, un cielo gris casi negro donde en dirección Groenlandia, una tormenta descarga furiosa. Menos mal que eso, que estaba realmente lejos y no llegó a tocar tierra, pero desde luego la estampa era digna de recuerdo.

Por cierto, éste vídeo seguramente sea el que recoja los tres paisajes que más nos sobrecogieron de todo el viaje por el norte de la isla, os recomiendo que no lo paséis por alto.

Por supuesto, en cuanto encontramos un hueco paramos para disfrutar del momento. Una pausa mágica en la que además el tiempo se hizo nuestro cómplice regalándonos un cielo completamente despejado al que se le unió una total ausencia de viento… dando como resultado uno de los silencios más placenteros que hemos vivido. En el vídeo podéis comprobar cómo no se escuchaba nada en absoluto, algo muy muy extraño cuando tienes un paisaje tan gigantesco y sobrecogedor ante tus ojos.

Pero claro, siendo españoles pues esta situación de paz mística era algo que no podíamos permitir que transcurriera durante mucho tiempo. Tuvimos que ponernos a hacer el tonto con la nieve y, debido a la manada de 4 lobos esteparios que éramos, a lo que todos estáis imaginando: obviamente a echarnos huevos los unos a los otros.

Un cuadrado, cuatro esquinas, cuatro cazurros, cada uno con una bola. 2 duelos a muerte por impacto blanco que cruzan trayectorias. 5 rondas. Prohibido totalmente moverse para esquivar. La primera a unos 8 metros, las sucesivas a distancias más cortas, como las colonias Brummel. Se suceden los disparos, pequeñas heridas de guerra sin consecuencias, tensión en aumento por las oportunidades fallidas. Última ronda. Distancia, unos 3 metros. Mi contrincante me mira con rabia y se muerde la lengua que le asoma. Sabe que es su última oportunidad de hacer algo grande. Aguanto impávido como Estatua de Emperador Augusto de Prima Porta cerrando los ojos ante mi vergonzoso destino. ¡Dispara! Y me roza ligeramente la oreja… ¡ha fallado! ¡Le oigo gritar de rabia e impotencia! Es mi turno. ¡JOJOJO TE VAS CAGAR PEDAZO DE MAMÓN! :gnomito:

Concentración a lo Kasparov contra Deep Blue. Compacto la bola, armo el brazo, fijo el objetivo… Sólo veo una cabeza que me recuerda en tamaño y forma a la piedra de un dique de puerto mediterráneo. Voy y… ¡BIM! Cara blanca, gafas de sol colgando de una oreja, los otros dos lobos aullando revolcados por el suelo y yo con la risa floja que aparece, mientras comienzo a emular a Usain Bolt, antes de que termine de explotarle la vena de la frente a mi colega… :qmeparto:

Por respeto y anonimato no voy a poner foto, que alguna hay, pero a cambio os dejo con un bonito angelito del campo de batalla homenaje a los caídos y dedicado a todos nuestros queridos lectores.

Jjijiji… 

Tras el subidón de adrenalina ante todo lo ocurrido, continuamos hacia la última actividad que tenemos programada para el día y que supone la guinda al pastel con el que finaliza este recorrido por la carretera 82. La llegada a Hofsos para disfrutar de su increíble piscina. Nada más ni nada menos que una piscina semiolímpica climatizada totalmente al aire libre con vistas a un fiordo con, como no, enormes montañas nevadas. Y consecuentemente con una temperatura exterior bastante curiosa. Unos 2-3º tendríamos.

La cuestión es que llegamos justo en el descanso que la instalación hace para que los trabajadores coman, por lo que al ver el horario nos dimos cuenta de que teníamos casi 2 horas por delante de espera hasta que nos la volvieran a abrir. Algo que finalmente llegamos a agradecer porque nos permitió explorar un poco la zona próxima a ella. Os aconsejamos que busquéis un pequeño sendero que baja desde la parte izquierda de la piscina. Llegaréis a una formación de basalto que besa directamente el agua del fiordo y que por forma es bastante probable que os recuerde a la Calzada de los Gigantes irlandesa.

Un sitio ideal para sentarse entre esas piedras, que curiosamente tienen forma de tronos, y relajaros disfrutando del sol de invierno islandés. Un verdadero tratamiento natural de relajación impagable. Como una media hora estaría allí sentado con los pies colgando después de que el resto del grupo fuera a echarse un cigarrito al coche. Podría haber estado todavía más tiempo, porque lo cierto es que el sitio lo merecía, pero curiosamente la mente comenzó a traicionarme y empecé a sentir una especie de miedo un poco irracional. El caso es que realmente no estaba muy lejos del agua, -podéis verlo en el vídeo- quizás mis pies en el punto en que estaba sentado podrían estar de ella como a metro y medio, dos metros y bufff… me dio por pensar en los documentales de la tele, las orcas asesinas, los saltos que pegan cuando cazan focas y brrrr…  Totalmente sólo allí, y sin que nadie se diera cuenta de si algo pasaba… :qmiedo: Me fui, me fui.

¡Y al fin nos abrieron! Entrar cuesta al cambio unos 9 euros y puedes estar todo el tiempo que quieras hasta que cierre. No suele haber mucha gente, aunque bueno con un par de parejas de españoles sí que nos encontramos :roto2: . El resto todos islandeses. Además de la piscina en sí, hay otra más pequeña con temperatura aún mayor. Es la más concurrida y relajante, como los jacuzzis que te dejan la tensión por el suelo. Lo cierto es que se estaba especialmente bien allí.

¡Bueno al agua ya de una vez!

Y para fuera por que nos toca reanudar camino para nuestra próxima parada en Blonduosbaer. Ya va oscureciendo y hay que llegar a tiempo para prepararnos la cena y poner nuestros ojos en el cielo, porque tras mirar una vez más la web -aproximadamente la número 300- que predice las auroras día a día, ¡parece que hay bastantes posibilidades de que esta noche sea la noche! Ésta es: http://en.vedur.is/weather/forecasts/aurora/ El nivel de fuerza va desde el grado 0 al 9, Normalmente a partir del 2 ya puede verse algo. En el 9 aparecería incluso de día, aunque esto es algo que es muy poco probable que ocurra.

Lo cierto es que hay que tener mucha precaución con el tema de las auroras porque su observación es mucho más aleatoria de lo que uno puede pensar al principio. No sólo por los meses del año en los que viajemos; de octubre a abril es cuando mayor actividad hay, pero esto no nos asegura que ya sólo por ir nos la vamos a encontrar allí esperándonos. El problema de Islandia es la volatilidad de su tiempo y cómo un cielo que estaba completamente despejado en apenas hora y media se te puede cubrir totalmente impidiendo ver el espectáculo. A eso hay que añadirle otra cuestión clave: tú en Islandia, si haces un viaje por tu cuenta de este tipo en el que vas dándole la vuelta a la isla, te encuentras continuamente en movimiento, por lo que igual justo el sitio en el que dormiste y que esa noche estaba lleno de nubes, al día siguiente se convierte en el punto con mejor visibilidad de toda la isla. Así que básicamente lo que hay que tener es suerte y poner algo también de nuestra parte, porque puede que a lo mejor a unos 30 km de donde nos encontremos sí que pueda verse. Así que por vuestra parte que no quede y si hay que ir a cazarlas, ¡a por ellas y que no se os escapen! No lo emplacéis para mañana si durante esta noche hay una mínima posibilidad de encontrarla. No dejéis nunca estas cosas en manos de Dios que nunca se sabe si tan al norte éstas funcionan igual.

Os desvelamos el proceso para observar auroras con éxito: mirar al cielo y ver si hay algo raro.

Sí, sí, en serio, porque básicamente es esto lo que ocurre. Seguro que de repente observaréis algo que os llama la atención y que “no debería de estar ahí”. Es bastante complicado explicarlo, pero el caso es que cuando tengáis esa sensación, probablemente estéis ante lo que sea el inicio de la formación de la Aurora. Para aseguraros de que así es, muy fácil: haced una foto. Cuando aparezca en la pantalla seguramente os llevéis una sorpresa y será el momento en el que podáis empezar a poneros cómodos para el espectáculo que se avecina.

Y a esperar a la magia…

Que en un momento determinado terminará de explotar cuando, como nos pasó a nosotros, veáis como la Aurora se extiende y cubre la totalidad del cielo de Este a Oeste.

Bueno porque eso es otra… Esto es de principiante, pero la verdad es que no todo el mundo lo sabe. Para ver las auroras tenemos que mirar al norte. Allí es donde se forman. Por eso reciben el nombre de Northern Lights en inglés. Yo lo cierto es que hasta estar allí no había caído… :roto2rie: Y otro consejo más que útil es que intentéis llevaros un minitrípode para intentar captar estas fotos nocturnas. Eso y saber cómo enfocar correctamente manual al infinito y tener controlado el método. Os comento esto porque yo no fui capaz de sacar una foto decente, o al menos como a mí me hubiera gustado, cuando apareció realmente con fuerza. Sumado a esto, lo más probable es que os haga un frío terrible en ese instante y no podáis estar mucho tiempo sin los guantes sin que os empiecen a doler las manos. Sin duda fue el peor momento en cuanto a temperatura por el que pasamos en la isla. No sé cuánto haría esa noche pero en torno a los -10º o así y con la humedad del mar justo al lado…

En cualquier caso, aquí os dejo una buena guía una muy buena guía para sacar fotos en condiciones y buscar a las auroras minimizando los riesgos de no encontrarlas.

Hasta aquí el episodio de las auroras boreales. Ahora nos centramos en el tema de los animales islandeses. El más pintoresco de todos ellos es el frailecillo, una especie de pájaro con forma de pingüino y pico al estilo de un tucán. En algunos acantilados del sur y del oeste de la isla es más o menos sencillo verlo. Otros bastante típicos son los ciervos, renos y cabras que también pueden verse por allí. Al igual que focas que también es bastante fácil encontrarte con ellas en las aguas del norte. Por cierto son muy muy muy curiosas las tías, se te quedan muy cerca de la orilla mirándote, al igual que tú lo estás haciendo con ellas.

¡Pero es que hasta incluso rinocerontes vimos!

Se trata de Hvitserkur. Otro de los puntos turísticos del norte que se caracteriza por esa roca. Una vez allí tampoco nos pareció nada del otro mundo la verdad. Tiene la forma sí, pero como si me dices que es un elefante o un dromedario, o directamente una piedra que emerge del agua, igual me quedo. Aunque también hay que reconocer que para llegar a ella el camino es francamente espectacular y bonito y que nos mereció la pena la excursión. El lugar para observar las focas por cierto se encuentra justo debajo de ella siguiendo un sendero que llega a la playa. En el vídeo de se ve todo.

Para llegar a ella hay que salirse de la Ring Road y rodear un lago que en ese momento estaba completamente helado. Algo que nos maravilló y nos llamó mucho la atención. Nos aventuramos un poco y nos pusimos encima de él, no sin antes comprobar que el grosor era lo suficiente amplio. Y sí, lo era.

Pero lo que más nos gustó de este desvió es que nos encontramos con un gran grupo de caballos a los que nos pudimos acercar sin ningún tipo de vallas ni protecciones por el medio como hasta ahora nos habíamos encontrado por la isla. Bichos superapacibles que, creyendo que eres uno de los granjeros que le vas a dar de comer no dudarán en acercarse a ti y dejar que les acaricies. Muy majos ellos. Fijaos en lo desarrollado de sus crines y en el pelaje.

Llega el momento de encaminarnos a Kirkjufell. Uno de los puntos más reconocibles de todo el paisaje islandés. Probablemente la montaña más fotografiada y la que consideramos un must imperdible en vuestro viaje por Islandia en 10 días. Una de esas vistas del planeta que siempre has tenido en tu mente el querer verla en cuanto te encontraste en internet con la primera foto de ella por lo surrealista, inusual e inverosímil. Nosotros en marzo la vimos completamente nevada. Pero sabemos que en verano los verdes saturados que la cubren son realmente impresionantes. Es por esto por lo que una vez has vuelto de Islandia, siempre te quedas con ganas de ver cómo debe de ser todo aquello en la estación opuesta del año. Ver cómo se produce un cambio tan radical en apenas 3-4 meses de tiempo. Aquí la tenéis…

Jeje… ¿no es lo que os esperabais verdad? Es que queríamos mostraros cómo es su cara más desconocida, desde un lateral para que descubrierais cómo la montaña está a pie de mar y cómo es capaz de cambiar completamente la perspectiva en tan sólo un par de kilómetros de distancia. Por cierto, que ésta se encuentra muy próxima a un pueblo donde podréis encontrar fácil alojamiento. Algo que os recomendamos especialmente hacer. Ahora os explicamos el porqué. Pero antes…

Para acceder a la zona no hay mucha pérdida. Sólo tenéis que seguir la carretera que sale del pueblo hacia el oeste y aparcar donde veáis al resto de coches parados. Un párking te habilita la entrada del sendero que tendrá si llega como un kilómetro de distancia. Aparte de la espectacular vista también descubriréis unas cascadas salvajes que terminan de darle al conjunto esa aura de imposibilidad tan difícil de creer aunque realmente la estés teniendo frente a ti.

¿Por qué os decíamos que es muy recomendable que elijáis el pueblo cercano a la montaña para pasar una noche? Porque si tenéis suerte y os hace un día despejado es bastante probable que os aparezca de nuevo la aurora y os llevéis de recuerdo una foto con la que decir que definitivamente habéis llegado al monstruo final de Islandia y os habéis pasado la isla. Por cierto, ¿os acordáis el consejo que os dábamos antes de llevaros un trípode? pues en el encuadre fallido de esta imagen tenéis el porqué. Pudimos salvar algo porque usamos una cesta para las pinzas “prestada” del hóstel como apoyo, pero de no ser así, nos hubiéramos vuelto de vacío y con un cabreo de mil demonios.

Vamos a ir concluyendo ya con este recorrido por Islandia en 10 días. La última parte que teníamos programada en la visita y en la que ya por fin abandonaríamos el norte es La península de Snæfellsnes. El lugar en cuyo centro exacto se encuentra el famoso volcán en el que Julio Verne localizó la entrada al Centro de la Tierra en su viaje inolvidable. No sé a vosotros, pero desde luego a mí, el mero hecho de oír el nombre ya me produce una sensación muy especial. Sin duda es de esos lugares que por lo recóndito desde niño has mitificado y que puede estar a la altura de la Akrópolis, Giza, Petra, Samarkanda, Machu Picchu, Shangri-La, etc, etc… Pues bien, mira por donde resulta que lo iba a tener frente a mí y os lo iba a poder contar por aquí.

Por cierto, muy atentos a la costa mientras rodeáis la península porque en ella se encuentran varios de los acantilados más espectaculares de toda Islandia. En el google maps del principio del artículo los tenéis todos marcados y todos ellos merecen la pena para realizar una breve parada.

Pero sin duda lo que más estremece e ilusiona de esta península de Snæfellsnes es su increíble parecido con la Tierra Media de Tolkien. Más concretamente con los reinos de Rohan y de Góndor. Si vais en esta época os quedaréis embobados con los contrastes blancos y ocres que producen las montañas nevadas y las tierras de los valles. Una alternativa un poco más accesible y económica a la grandísima aventura que sería recorrer Nueva Zelanda. Algún día, snif, algún día…

Es por eso, que obviamente no pudimos desaprovechar la oportunidad y, tras hacer uso de nuestros ojos de elfo, una cacería de orcos tuvo que ser iniciada. Un verdadero disfrute para cualquier montaraz, enano o arquero inmortal procedente del bosque negro.

El resultado: casi la muerte del que escribe. Bufff, para ir muy bien pero cuando acabó la carrerita casi me quedo en el sitio. Más de 5 minutos tirado en el suelo asfixiado con síntomas de una hipoxia mordoriana con la que no poder ni siquiera ponerme a pensar por dónde habíamos dejado aparcado el coche. ¿Dónde están las águilas cuando realmente se les necesitan?

Milagrosamente nos recuperamos satisfactoriamente y pudimos reanudar la marcha. Camino que nos llevó a dos hitos bastante curiosos. El primero por su arquitectura y por su entorno: la iglesia negra de Búdir. Muy muy impresionante por el contraste extremo de colores al que antes hacíamos referencia y que aquí se acentúa todavía más por el tono de la construcción. Muy bonita ella y muy bonitas las vistas que la rodean.

El segundo es una curiosa fuente natural. Un surtidor que derrama la que es considerada como una de las aguas más saludables del mundo en función de su composición química para aquellas personas que tienen problemas renales, coronarios y diabetes. Será todo lo buena para la salud que tú quieras sí pero con los índices de esa tabla de componentes y el color de la tierra que rodea a la fuente ya os podéis imaginar el sabor que tenía. Delicioso… :sisi3:

Acabamos ya. Lo último con lo que nos encontraremos en esta jornada que cierra nuestro viaje por Islandia en 10 días es con el muro basáltico de Gelduver. Una zona bastante especial que os recomendamos visitar por 3 razones. La primera de ellas es que se encuentra a los pies de un volcán chiquitito que tiene una forma cónica perfecta. Si bien no nos acercamos a él por falta de tiempo, desde la carretera puede verse directamente.

La segunda porque este accidente natural fue tomado como referencia para darle forma al famosísimo muro de Invernalia. Que si bien, obviamente, no es tan enorme como éste, sí que es cierto que tiene un aire. Aparte es un sitio muy muy agradable para comer si como a nosotros se os presenta un día despejado. Las rocas estarán calentitas y por eso disfrutar de un descansito allí mientras meneáis el bigote no es mala opción en absoluto.

Y por último porque está muy muy cerca de una poza geotermal donde poder pegarnos un chapuzón calentito a unos 30º mientras fuera estamos próximos a los 0º y además nos rodean montañas absolutamente nevadas. Y lo que es mejor todavía, jeje, el poder meternos en el agua sin haber esperado el tiempo suficiente para poder hacer la digestión… ¡Chúpate ésa piscinas de verano!

Y por fin llegamos a Bogarnes, la última pernoctación de nuestro viaje antes de llegar a Reijkavik, a escasos 80 km de la capital del pais. El pueblo con el que damos despedida y cierre a este segundo artículo sobre nuestro recorrido por Islandia en 10 días.

Esperamos que lo hayáis disfrutado y os animéis a hacerlo antes de que el gobierno islandés comience a limitar el número de viajeros exploradores a este auténtico lugar incomparable en todo el mundo . Si os ha quedado cualquier tipo de dudas no os cortéis y hacédnoslo saber con un comentario. ¡Os ayudaremos en todo lo que podamos!

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Javi Ponce
Redactor publicitario, estratega de marketing, responsable creativo, periodista de viajes, director de contenidos, dominio de WordPress y especialista en Comunicación 2.0. Todos esos títulos para resumir que soy un buscavidas y que siempre estoy dispuesto a aceptar un buen trabajo y a disfrutar colaborando en un proyecto interesante.

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