
The Commitments: Let´s Play Dublin Soul
Recuerdo cuando llegaba a casa la revista de Canal Plus y cómo abría el sobre negro de plástico que la contenía mientras mis padres estaban tomando el café de la sobremesa. Me sentaba en el sofá, la bicheaba y comenzaba a marcar con boli negro las pelis que quería ver y los días cuando las echaban. La gente se quejaba de que estaban todo el día repitiendo las películas pero hay que reconocer que era la mejor manera para asegurar que verías aquella que no querías perderte. Pues bien, una de tantas fue esta The Commitments.
Lo cierto es que por aquel entonces veía casi películas por vicio -mucho tiempo libre, claro- y cualquier reseña que te parecía medio interesante significaba marca al canto para que otra peli más cayera a la saca. The Commitments: pelicula irlandesa que refleja la vida de un barrio humilde de Dublín donde la precariedad y la tristeza del día a día de un grupo de jóvenes se ven transformadas por ilusión y camaradería gracias a la formación de un grupo de soul. Excelente retrato de la situación social de la Irlanda de los 90 del director Alan Parker” ¡Coño, Alan Parker! el tío de Peter Parker, ¡el de Spiderman! Y la echan esta tarde. Mierda había quedado para ir al parker a correr. Bueno, hablo con Juan Pablo y le digo que aparker el plan para otro día. Aparker de que está lloviendo tela, y con este frío se va a poner chorreando quien yo sé… ¡Nada, nada, decidido, planazo! ¡The Commitments allá vamos!”
Y lo que me encontré me emocionó. Una historia de gente normal, con ilusiones y futuro que no va más allá de dos manzanas del barrio donde viven, que tampoco tienen medios para llegar más allá de esa distancia y que además a algunos las cargas familiares le lastran todavía más la vida. Un grupo de chavales compuesto por un revisor de autobús, una vendedora de fish and chips de furgoneta, un melómano que se saca unas perras vendiendo cintas grabadas de música y camisetas de grupos en mercadillos, un par de colegas que tocan en bodas canciones para abuelas, otros tantos condenados a las gigantescas colas del paro… Todos eso sí, se refugian en la música para intentar olvidarse del desastre en el que viven.
Y vaya cómo lo hacen, porque montan un grupo de soul, con verdadera soul, que tras las primeras dificultades normales de acoplamiento comienza a sonar. Y comienza a sonar muy bien. Al punto que la cosa va hacia delante y consiguen hacerse un hueco dentro de la movida musical de Dublín. Y de ahí, a soñar… Si de Dublín salieron U2 y Sinead O´Connor, ¿por qué no van también a surgir The Commitments?
Como resultado de estas ilusiones, los integrantes de The Commitments nos ofrecen una banda sonora compuesta de versiones de temas clásicos de soul espectacular. No sólo por la recopilación de grandes canciones sino también por su ejecución. A mí, cada vez que pienso en el nombre de la peli, siempre se me viene al recuerdo esta versión de “Chains of Fools” de Aretha Franklin y por supuesto, el otro temazo icónico de la peli “Mustang Sally” del que os dejaremos el vídeo al final de artículo para que tengáis una buena despedida y donde el cantante del grupo ofrece una clase magistral de voz rasgada cargada de sentimiento. Calidad, mirad lo que os digo, a la altura de Joe Cocker que en paz descanse. Aparte de muchas más canciones como “Nowhere to Run” de la que ya os hablamos por ejemplo en nuestro artículo sobre la New York de The Warriors.
El resultado y el éxito de la peli está fuera de toda duda. La cinta de Alan Parker triunfó y mucho, y los actores integrantes también porque aparte del disco oficial de la peli hicieron sus giras y aún hacen reuniones períódicas de vez en cuando llenando teatros y estadios. Incluso en el 2014 se estrenó el musical de The Commitments que también está teniendo un notable reconocimiento. Nada de extrañar porque con canciones como ésta y como esta otra, quién se perdería un concierto de ellos si tuviera la oportunidad de asistir, ¿verdad?
The Commitments. Nuestra recomendación para conocer la Dublín obrera, la gris, la lluviosa, la católica, la que sufría para mantenerse a flote antes de la burbuja económica inmobiliaria y tecnológica de los 2000 y que tras despertar del sueño, parece que lamentablemente está empezando a aflorar de nuevo. Eso sí, al menos tesón, alegría, pintas de birra en un buen pub y camaradería entre colegas que nunca falten en la verde Irlanda. ¡Viva St. Patrick y la buena música!